Nadie había bajado con estilo a lomos de ese patín hasta hoy. Consiguieron resucitarlo, no está muerto, que ha vuelto de parranda. Gracias al Caribbean Boss por su inestimable ayuda y devolverle la vida a ese trozo de recuerdo. (Verle bajar entre los coches con los náuticos y hacer un footbrake al final, encima de esa poca madera vieja mía ha sido inenarrable y alentador.)
Con ese patinete me fractur? el c?bito y astill? el codo en la carretera que hacen ahora las expos de la Casa de Campo un verano, donde antes había viviendas. Es un recuerdo de vacaciones en la calle, amistades de infancia, el descubrimiento inocente de las chicas, y aquel horroroso casco azul oscuro brillante de piezas de plástico remachadas casi cuadrado que mis padres me obligaban a llevar y nunca me pon?a.
GRACIAS.